Nuestra psicóloga, Viviana Santana, identifica las principales razones por las que podrías estar peleando con tu pareja…hay cosas que se pueden resolver fácilmente, pero otras, necesitan de ayuda externa y ahí es cuando nos debemos plantear la opción de comenzar una terapia de pareja.
Cuando una pareja está en crisis sobran los motivos para discutir. Pueden generarse peleas por temas como una infidelidad, o simplemente por «tonterías» o cosas sin importancia aparente, como que uno de ellos deje subir al perro al sofá, o que trajo del supermercado una bebida que solo le gusta al que fue a comprar.
Las parejas tienden a discutir por diversas causas sin embargo, algunas más específicas que otras, pero las que más se suelen repetir tanto en mi entorno como con mis pacientes son:
1. Por dinero
Una de las diferencias más comunes que se producen en las parejas es relacionado al manejo del dinero. Esto se acentúa más cuando el presupuesto familiar es limitado y las prioridades de los gastos de cada parte es diferente. En algunos casos, incluso se puede dar como una lucha de poder. Por eso mismo, es muy importante conversar y acordar cuáles son los objetivos familiares, por ejemplo, comprar una casa, ir de vacaciones a un resort, salir a comer diariamente a un restaurante o ahorrar.
2. Por la familia de alguno de los dos
Sin embargo, me parece que muchas veces es más complicado resolver problemas que tienen que ver con las familias de los miembros de la pareja, es decir, con los suegros o hermanos. Cuando estos familiares se entrometen (con buenas intenciones) en la vida de la pareja, existen lazos emocionales que dificultan poner límites y mantener lo privado como tal. Sino, allí estará la dulce suegra criticando…¿has escuchado la frase ‘tres son multitud’?
3. Crianza de los hijos
Aquí entra en juego la forma en que cada uno fue criado y las muestras de afecto que cada uno recibió en su infancia. Es probable que siempre hayan diferencias cuando se trata de los hijos, pero lo importante es conversar y tratar de llegar a acuerdos. ¿Un consejo? Convérsenlo en privado, solo los dos, de tal modo que cuando se presente una situación en que difieran no queden en evidencia ante sus hijos. De esta forma no se desautorizan ante ellos, y los perciben como un equipo. De otra forma, los niños identifican quién es el más relajado y a quién pueden recurrir cuando han cometido un error.
4. Infidelidad
Este tema es muy delicado, principalmente porque suele generar problemas de confianza y puede llevar a la ruptura definitiva de la pareja. Como psicóloga, me ha tocado ver muchos casos con este problema, y aunque se busca recuperar la confianza mutua, es importante trabajar otros aspectos como la comunicación, la cercanía y el apego que también se han deteriorado.
No importa cuánto se discute en una pareja, sino que lo importante es que esa discusión llegue a puerto. Con esto me refiero a que cada discusión debe generar alguna solución y así no convertir esa discusión en una pelea. Cuando las parejas pelean obviamente cada uno quiere ser el triunfador lo que implica siempre que habrá un perdedor. Este «perdedor» queda molesto y resentido y espera con ansias una nueva pelea para desplegar una serie de recriminaciones y descalificaciones matizadas de algunos insultos…y cuando eso ocurre, puede ser necesario que una tercera persona interfiera, y con ello no me refiero a la suegra, sino a un terapeuta que actuará más que nada como un mediador.
Cuando una pareja no sabe cómo solucionar sus diferencias, está bien pedir ayuda.
Por VIVIANA SANTANA
Viviana es psicóloga clínica especializada en niños, adolescentes y parejas. Es madre de
tres hijos y amante de los libros, viajes y todo lo que sea aprender cosas nuevas.
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